El Sr. Golding, un empleado de crucero, fue acusado de intento de poseer y distribuir diez kilos de cocaína. Al salir de un ascensor de servicio Golding fue detenido por agentes de la DEA mientras permanecía de pie junto a una caja que contenía cocaína. El Sr. Golding proporcionó una confesión escrita.
El Sr. Seitles demuestra a través del interrogatorio de los agentes del Gobierno que las historias de los agentes de la DEA estaban “adornados”, y no creíble. El Sr. Seitles argumentó al jurado que la declaración del Sr. Golding fue coaccionado ya que creía que iba a regresar a Jamaica mediante la firma de una confesión.
El jurado emitió un veredicto de no culpable en cuatro horas.
